Los niños
aprenden mucho de los cuentos infantiles gracias a la fantasía y magia que
despierta en ellos, y cuando se trata de cuentos donde los animales son los
protagonistas se vuelven aún más interesantes. Aprenden el valor de ser buenos,
y un cuento siempre les dará una enseñanza.
Leer es
sumamente importante para los pequeños y de esta forma fomentarán el hábito por
la lectura.
Les comparto
este cuento corto llamado “El perro que tenía poderes.”
autor: Eva
María Rodríguez
Edades:
Todas las edades
Valores:
bondad, ayudar, amistad
“El perro que tenía poderes.”
El perro que
tenía poderes Había una vez un perro callejero al que nadie quería. El pobre
perro vagaba de acá para allá, buscando comida y un refugio para dormir o protegerse
del frío y la lluvia.
Se llamaba
Cho. Eso ponía en su collar. Y no era un perro abandonado, sino un pobre animal
que había huido porque su dueño lo trataban muy mal.
Un día,
mientras dormía bajo unos cartones, el perro callejero vio a una niña que salía
corriendo sola hacia la carretera. Quiso salir corriendo para detenerla, pero
no había tiempo. Sabía que era peligroso, pero lo intentó, y mirando fijamente
a la niña, lanzó un rayo cegador que atrapó a la pequeña y la sujetó en el aire
mientras el coche pasaba y frenaba 20 metros más adelante.
Nadie pudo
creer lo que había pasado. De repente, todas las miradas se clavaron en el
perro.
- ¡Cogedlo!
-gritó alguien.
- ¡No, otra
vez no! -pensó Cho, que tuvo que salir corriendo para que no le pillaran.
Cho
consiguió esconderse. Pero cuando estaba a salvo, el perro escuchó a la niña
llorar. Con las prisas de coger al perro, la habían dejado sola y estaba
asustada.
Cho,
sigilosamente, se acercó a la niña y se acurrucó junto a ella.
- No te
preocupes, yo cuidaré de ti -le dijo Cho a la pequeña.
- Además de
hacer magia, ¿también hablas? -dijo la niña.
- Sí, soy un
perro mágico, y me llamo Cho, pero no se lo digas a nadie.
- Claro.
Será nuestro secreto. - dijo la pequeña sonriendo.
Cho acompañó
a la niña hasta su casa y por el camino le explicó que vivía en la calle porque
sus anteriores dueños solo lo querían por sus poderes y le habían obligado a
hacer cosas malas.
-El perro
que tenía poderes Puedes quedarte conmigo Cho. Yo te cuidaré bien, y no te
dejaré que nadie te haga daño -dijo la niña.
En ese
momento los papás de la niña, que lo habían oído todo, la oyeron llegar y
abrieron la puerta.
- Estamos en
deuda contigo, amigo Cho -dijo el papá-. No solo has salvado a nuestra hija,
sino que también has cuidado de ella.
- Puedes
quedarte con nosotros. No te pasará nada -dijo la mamá-. Eres bueno, y eso vale
más que toda la magia del mundo.
Y así fue
como Cho encontró una nueva familia que le apreciaba y lo valoraba por lo que
era, y no por lo que podía hacer con su magia.
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